Recuerdos paternales
Publicada originalmente el 30 de abril del 2025
Hoy recibí una noticia muy feliz. Resulta que una gran amiga mía y su esposo, dentro de unos pocos meses, verán nacer a su primer bebé, todavía no se sabe el sexo, pero evidentemente la alegría los tiene muy entusiasmados.
Llevábamos algunas semanas sin hablar, así que anduvimos des atrasando cuaderno de chismes con los últimos acontecimientos, cuando la grata noticia se coló en la conversación, lo que, como es usual, disparó en mí una serie de recuerdos, los cuales suelen ser insumos para mis notas, así que ahí les van.
Luego de mi experiencia en el seminario mayor, tuve que solucionar mi situación militar, como quizás algunos recuerden de algunos otros escritos anteriores. Ya estando en la vida militar, tal vez en el año 92, me empezó a rondar por la cabeza la idea de ser papá, pero en esa época pensé en ser padre soltero, quería adoptar ya fuese niño o niña, cosa un poco extraña, máxime que me encontraba en un medio donde muchos de mis compañeros eran padres y esposos, además de venir yo mismo de un hogar debidamente conformado.
Para esa época, no tenía ningún interés amoroso, el último había sido hacia finales de 1991 y solo fue hasta 1995 cuando nuevamente me embarqué en las mieses del amor con Astrid y ciertamente, uno de los primeros temas que se trataron, fueron los hijos. Antes de nuestro matrimonio, habíamos hablado sobre el particular y llegamos a un consenso, una espera de cinco años, cosa que pudiéramos haber tenido tiempo de adelantar un poco el pago de nuestra hipoteca y algo más de holgura económica, a lo que accedí sin mayores inconvenientes. Infortunadamente, esto no se llegó a concretar debido a la prematura partida de Astrid.
Para marzo del 2002, llevando un poco mas de tres meses de noviazgo con Doris, me dio la noticia de que estaba con un retraso, se adelantó su prueba de embarazo y cuál no sería nuestra sorpresa cuando, después de 12 años, ella efectivamente estaba embarazada.
Mi primera reacción fue de pánico, me asusté mucho, para ese momento todavía no estábamos conviviendo, pero a mi se me vinieron mil cosas a la cabeza y, la verdad sea dicha, me sentí bastante desorientado. Creo que, a los dos días, ya más sereno, nos sentamos a hablar con Doris y con mucha determinación comencé a asumir mi rol de papá, aunque tuvieron que pasar tal vez tres meses para que ella y los niños, se fueran a la que, a partir de ese momento, sería nuestra casa. Ya en otros momentos he mencionado que fue una experiencia compleja, pasé de estar solo a convivir con tres personas mas y otra en camino, pero gracias a Dios las cosas se fueron dando, con algunas limitaciones, pero sin llegara a situaciones de carencias demasiado significativas.
Así que ahí estábamos, mi pareja embarazada y yo procurando hacer las cosas lo mejor posible. Le hablé a Sofi mucho mientras ponía mi mano en el vientre de la mamá, procurando ayudar en lo que me fuera posible y, créanlo o no, sintiendo antojos, siendo el mas fuerte de todos, unas ganas de chunchullo o chunchurria como la llaman aquí en Medellín (léase tripa de cerdo cocida a la plancha, plato muy común en muchas partes de mi bello país y por lo que sé, de otras latitudes). Una cosa es ser padre durante el embarazo y otra muy distinta cuando se carga a un hijo por primera vez, algo de eso les cuento en Más para el recuerdo , lo cierto del caso, es que la paternidad ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Fui de los papás que ponía alarma, hasta tres en la noche, para enseñarle a mi hija a usar el baño, jugué con ella, le hice sus teteros y cuidé malestares, la bañaba y peinaba para llevarla al colegio, en fin, todas aquellas actividades que son tan importantes en el desarrollo de los hijos.
Hoy en día nos sentimos muy satisfechos con la labor realizada, ya que contamos con la buena fortuna de ver en Sofi a una buena mujer, llena de afecto, de iniciativa y de proyectos que poco a poco ha podida sacar adelante.
Así que, para mis amigos y futuros padres, nuevamente mis felicitaciones por el feliz acontecimiento y tengo la plena certeza de que van a ser unos maravillosos papás, desde aquí estaré elevando mis plegarias por el bienestar de la familia. Criar hijos es una experiencia muy especial, máxime cuando se asume con amor y compromiso. Hasta la próxima.
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