Breve historia de mi breve vida como prepago

 

Tomada de https://goo.su/Z89QdHf


    Hace exactamente un mes en Contando calderilla, les conté de mi decisión respecto a cancelar mi plan de telefonía celular.

    Cuatro días antes de la siguiente fecha de corte, me acerqué a una oficina de atención al cliente de mi operador para recordar nuevamente la situación y que se hiciera efectiva la suspensión del servicio, sin que se me ofreciera ninguna otra alternativa ni plan diferente.

    El día que se cumplía el tiempo de corte, perdí la cuenta de la cantidad de llamadas que recibí y no contesté imaginando que serían los de la empresa para tratar de disuadirme. Y se llegó la fecha de iniciar mi nueva condición de prepago. Como un iluso, a las 7:00 am hice una llamada de prueba y me saltó un mensaje “¿te has quedado sin saldo? recuerda que puedes comprar nuestros paquetes promocionales…”

    Así que, sin más, me hice a mi primera recarga porque justo ese día debía hacer una serie de llamadas para atender algunos asuntos médicos. Y ahí fue que caí en la cuenta de que no había visto todos los pormenores al tomar la decisión de cancelar el plan. Solo el hecho de pensar en llamadas o en operaciones bancarias o comerciales que, ya por esas cosas de la tecnología, prácticamente lo hago todo desde la comodidad de mi teléfono, me dieron qué pensar. Mientras se tenga saldo, no hay problema, pero si por esas casualidades de la vida, me quedase sin saldo en medio de una operación comercial pues…

    Entonces realicé mis llamadas y, como quien no quiere la cosa, al rato me dio por consultar cuánto tenía de saldo, y me llevé la sorpresa de que había gastado cerca de dos mil pesos de los diez que había recargado. En la tarde de ese primer día de mi plan prepago, recibí una llamada y ¿a que no adivinan de quién?, pues de un agente de mi hasta entonces, antiguo operador, quien, sin rodeo alguno, me soltó todo un discurso de mercadotecnia, en el cual me estaban mejorando sustancialmente las condiciones del plan, luego de más de tres años de haber estado indagando y averiguando posibilidades para mejorar las condiciones.

    Lo primero fue una reducción de tarifa, que implicaba bajar las gigas de navegación, cosa que no me afectaba tanto dado mi historial de consumo,  pero como “por la plata baila el mono” como dice Wilfrido, pues por ese lado flaco me agarraron. No solo me ofrecieron el primer mes gratis, sino que los siguientes dos meses pagaría una tarifa mínima y a partir del cuarto mes, la nueva tarifa, ya con la reducción pactada.

    Los temas de oferta y demanda son de verdad muy complejos. La compañía de la que hago parte pudo haber tomado la decisión hace ya mucho rato de ofrecerme otra alternativa, pero no, tuvieron que esperar a que cancelara mi plan y ahí si llegar con bombos y platillos con una nueva oferta,  sin que no pudiera evitar el pensar aquello de que “el que no llora, no mama”.

    Si algo quedó comprobado científicamente, es que me faltó mas deliberación frente a ese tema, pero también considero que, pese a todo, salí ganando, por lo menos en lo que refiere a un pequeño ahorro en la prestación de servicios de telefonía, además de tener la tranquilidad de no quedarme incomunicado, salvo por falta de cobertura, eso es ya otro asunto. También que las empresas de servicios son muy “vivas” y, que pudiendo hacer mejor las cosas, no lo hacen, vayan ustedes a saber por qué.

    En resumidas cuentas, no viví ni 24 horas siendo prepago, tal vez el consumismo tuvo que ver con eso. También el empleo de la tecnología. Atrás, o al menos en mi caso, quedaron las filas interminables de los bancos o en las taquillas que reciben los pagos de servicios públicos, aunque les confieso que fui bastante renuente en un principio a hacer pagos en línea, pero por fortuna me ha ido bastante bien con ese tema.

    Pero como no hay felicidad completa, esta semana ya salió por las noticias una sentencia de la Corte Constitucional que busca entrar en cintura a los prestadores de servicios para que dejen de ofrecer planes con posibilidad de acceso a ciertas aplicaciones, con lo que se busca una mayor neutralidad en el uso de la red.
Les dejo por aquí la noticia para que se empapen. (La Corte explica por qué empresas de telefonía no podrán ofrecer solamente WhatsApp y Facebook gratis en sus planes

    Dice la sentencia que las empresas van a tener un año para ajustar sus planes y servicios, y se pretende que los costos se mantengan asequibles y con las mismas oportunidades de navegabilidad sin distingo alguno, falta ver cómo salga la iniciativa, porque según lo que leo, ya todo tipo de navegación va a ser cobrado dentro del plan, lo que seguramente va a conllevar que rindan un poco menos las megas incluidas en los planes con las empresas. Amanecerá y veremos.

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