En busca del mameluco perdido

 

      Desde hace mucho tiempo, Doris y yo andábamos detrás de un mameluco u overol para mí, ya que la última prenda de esta naturaleza que tuve, se descartó hace un montón de años y desde entonces con alguna regularidad, a mi mente le llegaba el recuerdo de tener que conseguir otro que, en lo particular, me gustan mucho, pero nunca he tenido más de uno al tiempo, vayan a saber por qué.

    Anduvimos por muchas partes, preguntando en distintos almacenes y bodegas de jeans, incluso por Internet, pero, o no los encontrábamos, o resultaban muy costosos. La semana pasada, salimos nuevamente con mi esposa en búsqueda de la esquiva prenda, con tan buena fortuna de haberla encontrado en color negro, lo que la convirtió en mi primer regalo de cumpleaños por parte de mi amada esposa. Porque justamente, el pasado domingo 7 de septiembre he tenido la gran bendición de alcanzar mi cumpleaños número 54, mismo que lo pasamos en compañía de Doris, siempre con su amor y generosidad a flor de piel.

    En lo personal, no he sido muy dado a celebraciones demasiado festivas en esa fecha, de hecho, han sido pocos los encuentros entre familiares o amigos para celebrar tan magno acontecimiento. Prefiero la sobriedad del descanso en casa con traída de domicilio, o la preparación de alguna exquisita vianda por parte de mi esposa, o alguna salida a disfrutar de una comida fuera del hogar, como ocurrió el domingo en compañía de Doris.

    Nuestro día comenzó con una acción 

de gracias a Dios en la Eucaristía, acompañada luego de un opíparo almuerzo en un centro comercial cercano a nuestro hogar que, dicho sea de paso, no habíamos llegado a ir a visitar en domingo, cosa que nos llamó poderosamente la atención debido a la gran afluencia de público, en especial en la plazoleta de comidas que estuvimos visitando. De postre nos deleitamos con un sabroso choco cono. 
   Entre los otros presentes que recibí, estuvo algo de dinero también por parte de mi esposa para “mecateármelo en cositas”, una tarjeta de regalo para ir a cine, cortesía de mi madre Isabel y finalmente una bella carta de mi nieta Nicoll, llena de muchos mensajes bonitos y expresiones de afecto. Por lo demás,  saludos de felicitación de muchos familiares y amigos, una prolongada charla telefónica con mi súper amigo Maurix, con quien rememoramos que ya llevamos 44 años de amistad, situación con la cual me siento sumamente agradecido.

    Y hablando de regalos, no he sido muy bueno en esa materia para darlos, por lo que ya desde hace mucho tiempo opte por obsequiar dinero cuando me invitan a algún agasajo, de ahí será que me gustan tanto las fiestas que incluyen lluvia de sobres, me parecen un invento bastante genial, se puede invertir lo recibido en lo que se necesita, siempre y cuando no les pase lo que a unas hermanas que, cuando les celebraron sus quince años, lo que recibieron por lluvia de sobres, fue utilizado por sus padres para pagar la fiesta con tan mala fortuna que de ese dinerito las homenajeadas no vieron un céntimo, según me contaron personas cercanas al acontecimiento. 

    Así que estoy feliz con mi mameluco, mis regalos, los saludos recibidos y por la forma en que pudimos celebrar mi convite, porque está la alegría propia de  poder alcanzar otro año, tratando de vivir de la mejor manera cada momento, procurando con esfuerzo y dedicación compartir con quienes me rodean. Son muchas cosas las cuales tengo por agradecer y, si Dios lo permite, espero poder tener la posibilidad de seguir disfrutando este don maravilloso que es la vida, así a veces las situaciones circundantes se muestren oscuras.             Infortunadamente, pasan muchas cosas malas en el mundo, y no pierdo la esperanza de que un día, la humanidad alcance un nuevo nivel de entendimiento, que le permita valorarse y respetarse como especie, hija de una misma tierra, que está urgida de nobles sentimientos que permitan una verdadera convivencia pacífica, con respeto, tolerancia, equidad, justicia social y gobiernos dispuestos a lograr cambios estructurales en beneficio de todas las poblaciones. Un abrazo a todos y que viva la vida.

Comentarios

  1. Me hiciste recordar un sinnúmero de cosas de mi país, mi infancia y mi cultura. Gracias Martintirirín.

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  2. Genial, poder disfrutar el inicio de un nuevo año de vida compartiendo en familia, recibiendo hermosos saludos y con detalles tan significativos, querido amigo, me regocija tu alegría y la manera tan especial en la cual Dios te ha permitido celebrar. Un enorme abrazo.

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