Cuando se dificulta ver el vaso medio lleno
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Tomada de https://goo.su/6vrx8z |
Dicen los que saben que frente al cuestionamiento “el vaso está medio vacío o medio lleno”, si la respuesta es “medio lleno”, estamos ante una persona optimista, agradecida, positivista, lo que conlleva una serie de beneficios, tanto físicos como mentales.
Imagino que de ahí se deriven tantas actividades, como
seminarios motivacionales para empresas que buscan mejorar la productividad, o
encuentros para grupos variopintos a fin de procurar sanar situaciones del
vivir, ya sean temas de pareja, adicciones u otras más.
Hace muchos años, tal vez en 1997 o 98, participé en un ciclo
de conferencias como asistente, impartidas por un psicólogo muy conocido de la
época, con un carisma muy especial, que solía atraparnos con sus narraciones e
interpretaciones del acontecer de las personas, con lo que buscaba brindarnos algunas herramientas para mejorar nuestras relaciones. Dicho sea de paso,
gracias J. C.
En una de esas charlas, una vez nos propuso una actividad muy
sencilla, correr de un lado a otro del pasillo, y hasta donde recuerdo, el único
que hizo la actividad fui yo, los demás asistentes se miraron unos a otros, y
de paso, miraron a ese bicho raro que cruzó corriendo el lugar.
-
“¿Cómo se siente?” – me preguntó el terapeuta.
- “Muy bien” – le contesté.
- ¿Por qué corrió?
- Pues en vista de que
nadie se animó, me pareció que yo podría hacerlo, y me gusta correr.
A lo que quiero llegar con todo esto, es que por regla
general, suelo ser bastante proactivo en los entornos donde concurro. Si es una
comida entre amigos, llego preguntando qué hay qué hacer, en qué ayudo; si
estoy en casa ajena, lo menos que hago es llevar los platos sucios de lo que
nos convidan a comer a la cocina, y si hay posibilidad, los lavo. En síntesis,
si está a mi alcance, procuro hacerlo y por lo general, trato de sacar el mejor
partido de las situaciones, por lo que creo que pertenezco, precisamente, al
grupo de personas que ven el vaso medio lleno.
Sin embargo y debido a los últimos acontecimientos en todos
los niveles en nuestro país y las lamentables situaciones a nivel mundial, las perspectivas
se ven, por decir lo menos, sumamente complejas.
En un país del norte, cierto gobernante de gran copete, ha decidido seguir cerrando puertas a las personas de diferentes nacionalidades, por que tiene la “curiosa” idea de que todos los llegados de esas latitudes, son malos, además de seguir adelantando una gran guerra comercial sin miramiento alguno. También en otras lejanías, las guerras entre pueblos cada día nos traen noticias cada una más descorazonadora que la anterior, en una tragedia que parece no tener fin.
Y por estos lares, un señor de gafas, quiere darle voz y conciencia a un objeto inanimado que estuvo en las
manos de cierto prócer de la independencia nacional, además de decidir tirar al
traste mediante un decreto, toda la legitimidad que otorga la Carta Magna a la separación de poderes
gubernamentales, que evitan, precisamente, la centralización de ese poder en una
sola persona.
Otra más, tiene que ver con los casos de violencia y
atentados a personas y sectores en diferentes puntos de la geografía nacional,
con unas fuerzas estatales que, infortunadamente se ven atadas de pies y manos
para poder actuar y cumplir su papel constitucional, con lo que se trae a la
memoria tantos momentos dolorosos de situaciones de orden público vividas en
nuestro pasado reciente.
El señor de gafas había prometido que en tres meses tendría firmada la paz con todos los actores ilegales y que si no era así, se iba, cosa que no se asoma ni por las curvas luego de casi tres años de gobierno. También que habrían cupos a diestra y siniestra para la educación pública superior, sin dar respuesta a asuntos como los recursos para personal docente y administrativo, adecuación de plantas físicas o nuevas sedes universitarias, subsidios para estudiantes de escasos recursos, solo por mencionar algunas.
Y
la cereza del pastel, el fracaso rotundo en la prestación de servicios de salud
por parte algunas EPS que fueron intervenidas por el gobierno “para mejorar la
calidad del servicio”, cosa que no se ha visto en la práctica. Guardo prudente
silencio frente a ciertos carrotanques y nombramientos cuestionables.
Me gusta pensar que la democracia es un sistema de gobierno bastante eficaz, (puede que no perfecto) siempre y cuando sea llevado a la práctica por personas que no tengan intereses mezquinos , que valoren a los gobernados, que sean capaces de escuchar las diferentes voces y que en ese sentido participativo general, se concreten acciones puntuales consensuadas y estudiadas para un mejor desarrollo social, político y económico.
Si he de ser franco, estos últimos días me ha dado dificultad ver el vaso medio lleno. La violencia generada en los 90´s causó que muchos compañeros de la época terminaran muertos o lisiados, por el hecho de estar cumpliendo con sus deberes constitucionales, cosa que tristemente ha seguido pasando con el corres de los tiempos.
Es muy doloroso, o así me lo
parece a mí, ver el sufrimiento de tantos connacionales que están sumidos en la
tristeza y la desesperación en medio de tantas acciones desestabilizantes por
diferentes actores, en medio de un panorama de volatilidad política, como no se
había visto hace mucho.
En verdad que hay que bajarle a la intensidad al discurso incendiario y dañino y mejor tender puentes, alianzas y estrategias que permitan alcanzar puntos de equilibrio que brinden mejores y nuevas oportunidades a tantos ciudadanos de bien que todavía confiamos en la institucionalidad.
Lo que menos nos podemos dar el lujo los colombianos, es el
de replicar experiencias dictatoriales ni pasadas, ni presentes, y eso solo se
va a conseguir con una verdadera unidad nacional en todos los ámbitos,
respetando la Constitución y las leyes, dejando de lado el populismo y la
altanería política, concentrando las fuerzas y los recursos para que cada
participante cumpla a cabalidad con sus deberes, sin instigaciones ni
constreñimientos, que lo único que hacen es hablar mal de un gobierno que no
sabe escuchar las distintas voces.
Que el cielo nos agarre confesados.
Total colega, los colombianos no la hemos tenido fácil a la hora de ver el vaso medio lleno... y actualmente no es la excepción... pero somos el país del sagrado corazón de Jesús... y nos hemos caracterizado por eso; en el momento díficil el colombiano promedio se aferra a Dios... e incluso le alcanza el tiempo para hacer chiste con la situación por más tenaz que parezca.. Un abrazo / Anita
ResponderEliminarGracias por comentar Anita, tu siempre tan atenta a mis lecturas, un abrazo
EliminarComplejo panorama que los mismos colombianos nos impusimos, uno por elegir mal y otros por mirar sin actuar
ResponderEliminarEl problema más grave es que realmente no hay de dónde elegir bien.
Eliminarmedio enredado el asunto
EliminarHola Martín, que buena nota, Pero si nuestro país está pasando por un momento difícil, y si claro lo primero que hacemos es acudir a DIOS el es nuestra fortaleza en éstos momentos y cuando podemos aportar un granito de arena ayudando al prójimo, se empieza por algo, bendiciones
ResponderEliminarGracias mil por tu comentario
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