Festejos anticipados

 

 imagen tomada de https://acortar.link/hUnvZR 

   Desde ya hace muchos años, se ha venido prestando un fenómeno bastante particular en la dinámica comercial de las ciudades y es el anuncio anticipado de las fiestas decembrinas.

   Recuerdo que cuando era niño, la bulla navideña comenzaba tal vez a comienzos de noviembre, y era usual escuchar en las emisoras aquel slogan “desde noviembre se siente que viene diciembreeeee”.

    Pero, por esas cosas raras de la vida, hoy en día esos anuncios se inician desde el primero de septiembre, y entonces los comercios se vuelcan a colgar adornos navideños, árboles, estrellas, muñecos de nieve, renos, duendes, bolas, figuras para el pesebre, que se ven entremezclados con los detalles de amor y amistad y los disfraces y adornos para Halloween, creando toda una amalgama de contrastes, además de la consabida música parrandera decembrina que empieza a sonar en multitud de emisoras.

    No me lo tomen a mal, me gusta Navidad y a mi esposa Doris sí que más, ella es una entusiasta de decorar la casa ya que le encantan los colores, las figuritas, el árbol, el pesebre, y cuando se llega la Novena de Aguinaldos, solemos hacerla en casa, así sea nosotros dos solitos.

Yo me la tomo más por su sentido espiritual, por lo que representa para muchas personas que celebran la venida del Hijo de Dios a la tierra y por el mensaje de esperanza que esa fecha conlleva en favor de la vida en comunidad y familiar. Me gusta porque muchas veces se convierte en punto de encuentro de familias que de otra manera les es difícil verse, me gusta el dar y convidar dentro de ese espíritu de unidad, máxime cuando va acompañado de buenas intenciones.

    En casa con Doris, no hemos sido muy dados tampoco a viajar en esas fechas, dado que las actividades parroquiales se acentúan mucho por esa época, siendo también una temporada alta, donde los costos de los viajes se crecen enormemente. Así que usualmente nos quedamos en casa, visitamos a nuestros familiares que viven cerca de nosotros y celebrando en la intimidad, usualmente acompañando los actos litúrgicos que se dan con motivo de estas festividades.

    Así que para el momento de que estén leyendo estas líneas ya ha pasado amor y amistad, y muchas personas se vienen alistando para el receso de semana escolar, cosa que en mis años escolares no existía, y hay quienes están calentando motores con todas las de la ley para las fiestas de disfraces. Mientras, seguiremos con la música decembrina, las ofertas de los almacenes de compre ahora y empiece a pagar en enero, los almacenes atiborrados de adornos navideños que seguramente desaparecerán a partir del 26 de diciembre y dormirán el sueño de los justos hasta el primero de septiembre del próximo año.

    Llegaremos a saber de mucha gente que se va a endeudar hasta la coronilla para celebrar por todo lo alto, para no desentonar con la festividad, dejando de lado su verdadera valía, como momento de reflexión, de vida en familia, y estar unidos no implica cosas materiales  o cenas suntuosas. Conlleva más el departir en armonía, en alegría, en solidaridad y no solo con la familia, también con los amigos y si se puede, tendiendo una mano de generosidad a alguien que lo esté necesitando.     

   Faltan algunos meses para Navidad, pero bueno sería que procurásemos sentir ese espíritu navideño con algo más de frecuencia, ya que la generosidad y el amor debieran de ser constantes en la vida, con eso seguramente se podría aportar a la construcción de un mundo mejor. Un abrazo.

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